Los ingenieros y los labriegos de la granja humana

Los padres népticos (originario del griego nifalios νηφάλιος: sobrio, esclarecido), aquellos hesicastas occidentales cuya enseñanza asemejaba al estado de budeidad oriental (proveniente del pali pácrito buddha o bhutta: despierto, iluminado), poseían un intrincado arsenal de consejos para detectar y enfrentar la intrusión demoníaca en la mente de los practicantes. Para estos monjes del desierto que buscaban el silencio y la paz interior, las entidades parasitarias eran la principal fuerza de choque que los alejaban del ejercicio ascético y, principalmente, de la homeóstasis emocional, condiciones necesarias para acceder al estado de contemplación; en la colección de textos Filocalia, leemos:
Si los demonios amenazan aparecer de improviso desde el aire, y abatir y depredar tu mente, no te dejes aterrorizar por ellos ni te preocupes por sus amenazas, ya que te asustan para ver si les prestas atención o los has despreciado del todo.
Este es un consejo valioso dado que a través de nuestra investigación hemos concluido que el temor y la preocupación centrada en estas entidades es una forma de devoción inversa: “siempre nos defendemos de lo que tememos.” Así como la devoción es la cesión voluntaria de energía desde el feligrés hacia una entidad que se la entiende como superior; el temor reverente hacia los seres demoníacos también implica un drenaje de energía, y sería prudente trocar este miedo tan solo en cautela atenta.

La Granja Humana ha sido un blanco frecuente de entidades parasitarias de orden superior que vociferan a sus contactados con espectacularidad teatral, la necesidad de sumisión y devoción; estas majestades exógenas se presentan como dioses únicos, iracundos e impolutos con un mensaje que al ser analizado coincide en gran medida con aquel promulagado por dictadores con personalidades narcisistas y psicopáticas; el prestigioso ingeniero Jacques Vallée en su libro Mensajeros del Engaño (Messengers of Deception: UFO Contacts and Cults, 1979), especula:
Algunos investigadores —en particular Ray Palmer, John Keel, y Salvador Freixedo— han sugerido tanto en sus declaraciones públicas como en conversaciones privadas en que puede haber una relación entre los acontecimientos Ovni y los fenómenos del ocultismo. A primera vista, la mera sugerencia de tal relación es molesta para un científico. Sin embargo, los incidentes descritos en este libro ya han puesto de manifiesto las interconexiones entre la superposición de grupos de ocultismo y sectas, y las organizaciones que participan en la investigación Ovni. Muchos de los fenómenos reportados por testigos implican el efecto Poltergeist, levitación, control psíquico, la curación, y las experiencias extracorporales: cosas muy familiares para los que conocen de literatura ocultista. [...]

Supongamos, hipotéticamente hablando, que en el curso de sus investigaciones algún grupo ocultista haya tropezado con un método para la proyección de imágenes controladas mentalmente; tal vez incluso podría haber aprendido a extender la conciencia humana fuera del cuerpo, o crear distorsiones locales en el continuo espacio-tiempo: una manera de proyectar escenas a distancia, para controlar y amplificar las capacidades psicokinéticas de ciertos individuos, o para crear entidades similares a los “tulpas” del folclore tibetano. [...] ¿Es una hipótesis descabellada? Tal vez. Sin embargo, la Alemania nazi tenía varios institutos de investigación científica trabajando en esta línea desde hace una década, y dos naciones modernas, por lo menos —la Unión Soviética y los Estados Unidos— se sabe que están llevando a cabo programas agresivos de investigación sobre temas similares. La financiación que se requiere en esta área es pequeña; tal vez, varias organizaciones privadas e incluso personas adineradas podrían patrocinar una investigación significativa cuyos resultados podrían producir avances impredecibles. ¿Tales avances habrán ya ocurrido?
¿Y si los Ovnis son el resultado de su aplicación? Tal grupo podría operar a escala internacional, de manera independiente de los gobiernos locales. Podría contar con los recursos de empresas líderes. Se podría tratar de manipular a la opinión pública para sus propios fines. No podría controlar la Ciencia, pero sin duda podría influir en ella. Y podría producir muchos de los efectos que los Ovnis parecen capaces de manifestar. Las personas que controlan esa tecnología “psicotrónica” podrían incluso tener contacto con otras formas avanzadas de conciencia, y conocer la verdadera naturaleza de los Ovnis, o podrían tratar de convencer a los demás que así lo han hecho.
... varios los describieron como
demonios, espíritus, o simples aliens,

del libro UFOs: The Psychic Solution
Este último comentario del doctor Vallée puede colocar las cosas con cierta perspectiva: por un lado existen humanos que siguen el camino de la impecabilidad, enfocándonse en la orientación del Balance y la Contemplación; en la otra vía, un grupo —que Eisenhower denominó como el Complejo industrial-militar (1) y las teorías conspirtativas describen hoy como el Gobierno Secreto Mundial— actúa de forma velada y parece poseer una tecnología que permite la manipulación y programación a gran escala de la humanidad. El primer grupo es asediado interna y externamente por lo que describen bajo el concepto cristiano de demonios o el taoísta de fantasmas hambrientos, mientras que el segundo grupo es beneficiado e incluso asistido por entidades que al manifestarse en el plano físico detonan toda clase de fenomenología anómala, que la Demonología y Ocultismo relacionan con seres detrimentales del plano parafísico, y que en la terminología ufológica se los describen en el apartado de alta extrañeza. En una carta que se expone en el epílogo del último libro del difunto investigador de lo paranormal Joseph Fisher, The Siren Call of Hungry Ghost (El Canto de Sirena de los Fantasmas Hambrientos), una ex-espiritualista comenta:
Tengo un pequeño cartel semejante al suyo 'Los Guías les Asistirán.’ Pero el mío dice ‘Es difícil luchar con un enemigo que ha acampado en tu cabeza.’ Y es precisamente allí donde yace su habilidad: ellos conocen a sus víctimas desde adentro. Conocen nuestras fortalezas, nuestras debilidades, y aquellos que nos hace porfiados. Por eso es tan fácil para ellos manipularnos. He leído con interés su punto de vista que estemos lidiando con ‘almas perdidas.’ Personalmente, entiendo que esto puede ser subjetivo. La típica imagen de un alma perdida es la de una entidad atrapada entre dos mundos, quizá aun ignorante de su muerte física, que le evita reconocer objetivamente su situación. Pero al comparar tal cuadro con las inteligencias arteras que ambos hemos experimentado, me parece que son maestras del engaño: son extremadamente astutas, seductoras y elocuentes, con vastos conocimientos sobre filosofía a su disposición, sean fabricados o no... están capacitados para cooperar enlazados con otros ‘guías,’ como si trabajaran dentro de un sistema global, instrumentado con la idea estratégica de entorpecer y manipular a la humanidad nutriéndola de desinformación y urdiendo engaños en las respuestas a nuestras inquietudes espirituales. Aparentemente tienen poderes ilimitados para la precognición y acceso irrestricto a las coordenadas de tiempo —pasado, presente y futuro— permitiéndoles, entre otras cosas, personificar a quienquiera que necesiten con facilidad. Y esta no es mi idea de una pobre alma perdida tropezándose en la oscuridad. [...]

Más allá de toda duda, de lo que podemos estar seguros es lo siguiente: son muy astutos. Extremadamente inteligentes. Cualquier alma perdida con estas habilidades y tal conocimiento no me cabe duda que encontraría su camino hacia la Luz. ¿Será entonces que no desean hacerlo? Porque si estas entidades son sólo maliciosas por no poder acceder a los planos celestiales, y por lo tanto carecen de conocimiento de un supuesto plano superior, ¿de dónde es que obtienen tan vastos conocimientos filosóficos? Seguramente no será de vivir atrapados en la oscuridad entre los reinos físico y espiritual. ¿Será entonces que no están atrapados?
Quizá la siguiente visión estratificada pueda ayudar al buscador de la Verdad: la manipulación de la humanidad es llevada a cabo por diferentes fuerzas de choque. Por un lado, y coincidiendo con el comentario previo, todos aquellos interesados en conocer la Verdad poseen una marca personal: un soldado de guardia implantado a nivel subconsciente que monitoriza el nivel de sintonía mental de la persona; este implante es perenne y quizá la única manera de desactivarlo sea orientándose plenamente al Balance, dado que se nutre de cualquier desestabilización emocional, y en realidad, fomenta y provoca desequilibrios en el portador al notar cualquier clase de “insurrección gnóstica.” (2) Para ser implantado no hace falta la parafernalia ufológica; sencillamente cualquier desvío profundo del FRV —es decir, de la frecuencia del alma— acarrea la posibilidad de introyectar parásitos etéricos; estos eventos ocurren la mayoría de las veces en las brumas y nieblas de una infancia violenta.

El ojo entrenado seguramente podrá relacionarlos con los agregados psicológicos (los “egos” del Cuarto Camino); nuestra investigación coincide en distinguir los “egos” de los “Grises,” entendiendo a los primeros como las “córtices” de las que se pronunciaba el rabino cabalista Isaac Louria, en una visión similar a la del doctor Carl Jung que los describe como los “seres de sombra destinados a la disolución;” en este sentido, los egos o córtices (3) se sustentan a través de los seres vivos que vibren en una baja frecuencia emocional. El caso de los Grises parece tener dos aristas: como marca personal y como extensiones bi-densidad a cargo de los procesos de abducción; a fines de ejemplificar este “rodeo humano,” traemos a mención el relato del capítulo X (Intelligent Animals) de Journeys Out of the Body del prestigioso Robert Monroe:
Caminando sobre un lado de mi cuerpo había una apariencia humana (sólo podía ver la mitad inferior de su cabeza). Estaba desnudo, sin ropa, y parecía ser masculino. Parecía del tamaño de un niño de unos diez años, de tres pies de alto, con piernas delgadas, poco vello púbico, y genitales subdesarrollados. Con total tranquilidad, como si se tratara de algo cotidiano —como un niño que monta su caballo favorito— pasó una pierna sobre mi espalda y se encaramó sobre mí. Podía sentir sus piernas alrededor de mi cintura, su pequeño cuerpo apretado contra mi espalda. [...] Sin duda era de forma humanoide, pero después de reflexionar, no tenía la percepción de una inteligencia humana: parecía más un animal, o algo cercano entre ambos. Me sentí insultado por la completa seguridad con la que se acercó y se adosó a mi espalda. Se mostró confiado en que no sería detectado, quizás a través de una larga asociación con los seres humanos a los que se acoplaba de manera invisible. [...]

Llegó a ser una gran contienda (aunque no percibí maldad de su parte, sólo un esfuerzo para volver a adosarse a mi), y estaba a poco de ingresar en estado de pánico. ¡Ya estaba sobre mi cabeza otra vez! Pensé en encender un fuego y tratar de quemarlo, hacer algo, cualquier cosa. Parecía no haber manera de evitar que subiera sobre mí hasta que ingresé en estado de furia; fue en aquel momento que ingresó en escena otro ser pequeño más
[...] Pero cambiaron su estrategia: intentaron camuflarse como la presencia de una de mis hijas, parecían saber de inmediato que este deliberado disfraz crearía confusión emocional en mí al asociar su presencia con el amor por mis hijas, y evitar así enfrentarme o deshacerme de ellos.

Cuando me di cuenta de su truco, los dos desistieron del camuflaje. Desesperado por una solución, pensé en el fuego, y esto parecía ayudar un poco. Sin embargo, tengo la impresión de que los dos estaban entretenidos, como si no hubiese cosa que pudiera hacer para hacerles daño.
Imagen del libro “Der Geheime Bund”
(El Pacto Secreto) de Mark Hedsel,
la percepción de los parásitos
etéricos en el arte medieval
Si consideramos que el nivel de consciencia de un alien Gris es similar al de un ser humano pero en distinto soporte de la materia (e.g. los humanos encarnados se encuentran en Tercera Densidad, mientras que los Grises parecen ser una construcción artificial con materiales híbridos de Tercera y Cuarta Densidad), podríamos entender a los implantes como parásitos etéricos invisibles a la percepción humana pero que influyen sutilmente a nivel emocional, mental y endócrino; estas entidades se adosan al periespíritu de un humano de quien necesitan nutrirse a partir de su orgón detrimental (fuerza vital distorsionada hacia las emociones negativas); esa es la razón de la “mala suerte” que los rodea, pues mucho de su trabajo consiste en manipular arteramente el área de influencia o esfera de dominio del individuo huésped, en especial sobre aquella área que obtenga el mejor “rinde emocional.” (4)

El siguiente nivel de manipulación es más enfocado: consiste en utilizar a estas inteligencias endosomáticas como interfaces con un nivel superior de consciencia. Si la subyugación del humano resulta efectiva, las fuerzas negativas obtienen una especie de “robot programado,” que puede actuar como una extensión terrestre de sus mensajes y caprichos. Este “robot programado” tiene habilidades psíquicas congénitas que de ser ejercitadas culminarán en el surgimiento de un médium, también denominado con el término “contactado,” y el procedimiento estándar consiste en la seducción y reclutamiento de seguidores que conlleva a la creación de una secta y más tarde en el establecimiento de una religión teócrata. No debemos desconsiderar la posibilidad de que todo un pueblo resulte sometido a una entidad entrópica y podamos argumentar entonces la propagación del programa exógeno a un “pueblo elegido.”

Tanto las inteligencias endosomáticas que han sido implantadas o introyectadas en los humanos, como las inteligencias exosomáticas (5) que administran y configuran a las primeras (de las cuales oímos sus voces a través de los médiums), las podríamos denominar como los labriegos: su tarea es manipular al ganado humano hacia un régimen estable de producción de loosh; y como sabemos el loosh fermenta a través de las emociones negativas, el sufrimiento inconsciente y la devoción. Cuando un humano descubre que es manipulado o logra cierto nivel de despertar, generalmente el labriego responsable ha fallado en su tarea y es “recompensado” con la encarnación física.

Por encima de este nivel de consciencia, escalonado varios pisos por encima de la humanidad, existe otro estadio aun más elevado; los textos rosicrucianos los señalan como los Arcontes del Destino y nosotros hemos elegido el título de ingenieros antropecuarios, dada su desconsideración supina a los seres de menor consciencia, que los habilita a manipulaciones masivas: tanto a nivel regional (guerras, enfermedades, hecatombes, etc.) o incluso en un contexto planetario (inundaciones globales o casos de extinción masiva). La capacidad de estos ingenieros dista de cualquier elucubración humana, siendo los responsables directos de la manipulación genética de la humanidad, al cegarnos de las posibilidades naturales de percibir reinos de consciencia superior, donde las restricciones entrópicas —los grises muros de nuestra realidad humana— son tan sólo un mal sueño.

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