El factor demonológico en la ufología (III)

La ufología es vista en las religiones organizadas como una herejía moderna mientras que en el entramado académico es degradada como una pseudociencia estudiada por individuos con rasgos esquizoides y con lamentables sesgos paranoicos. Pero dentro de la ufología misma, existen serias dificultades para concordar en la naturaleza del área de estudio: algunos sostienen que su foco es estrictamente tecnológico, otros se concentran en sus aspectos paranormales o aun psíquicos y unos pocos en sus consecuencias sociales y religiosas. Ya en su momento, nuestro prestigioso John Keel había concluido en que “la ufología sigue siendo un pequeño y triste pasatiempo para un diminuto grupo de personas gravemente inadaptadas.”

Con su lema: “Not an authority on anything” (no siendo una autoridad en nada), Keel observó algo interesante en la década de 1970 y que conserva una vigencia insoslayable entre los ufólogos modernos: un investigador puede independizarse del reduccionismo materialista y adoptar una visión hilozoica de la realidad; con mucho más esfuerzo y apoyándose en concepciones esotéricas puede considerar la hipótesis ultraterrestre —hoy mal denominada: interdimensional,— como Håkan Blomqvist que en su obra Esotericism and UFO research (en sueco: Gudarna återvänder: UFO och den esoteriska traditionen) concibe conectar los OVNIs al ocultismo de las obras de Helena Blavatsky. Pero muy pocos ufólogos lograrán dar el salto último, rasgando el velo por completo al desprenderse de la visión antropocéntrica de la realidad: Keel había notado que sólo Gordon Creighton, Jerome Clark y, con algunas reservas, el astrofísico francés Jacques Vallée habían logrado tal proeza mental. (1)

Es probable que el doctor Vallée tuviera algunas dificultades en dar rienda suelta a las conclusiones demonológicas que detona la hipótesis ultraterrestre —sobre todo, si le consideramos como el interlocutor designado de un Colegio Invisible de científicos,— pues si la pirámide alimenticia tiene un escalón adicional y la posición de la humanidad está localizada en los pisos intermedios, ¿por qué no debiéramos considerarnos como alguna clase de alimento para una raza superior de entidades? En la introducción de su libro del año 1974 escribía:
Los objetos que estábamos investigando no eran espectaculares, pero la reacción que produjeron entre los científicos franceses en esa época fue algo que me fascinó. En vez de preguntarse si esos objetos que, además de que podían maniobrar y parecían “imposibles,” podrían ser la manifestación de alguna tecnología muy avanzada (y en algunos casos bien podía haber sido terrestre), en lo único en que pensaron fue en suprimir su manifestación. Esos científicos lograron tal cosa negando todas las observaciones, achacándola a aeroplanos cuando la documentación era inexpugnable y destruyendo los datos cuando se les demostró que ningún aeroplano podía haberse comportado como lo hacían tales objetos.

La perspicacia que obtuve de esa temprana experiencia con el escepticismo científico resultó para mí valiosísima, ya que me puso en contacto con cierto número de hombres de ciencia que, al igual que yo, deseaban conocer la naturaleza del fenómeno OVNI y estaban dispuestos, en una forma especial, a determinar si sus orígenes eran imputables, o no, a alguna inteligencia. Con el transcurso del tiempo este grupo ha crecido. En forma un poco extravagante, se autodenomina “El Colegio Invisible.”
Fotograma del film Encuentros
Cercanos del Tercer Tipo
De Jerome Clark conocemos su enciclopédica y meticulosa obra The UFO Book y tan solo podemos agregar una reseña estéril de su experiencia extraordinaria a través del relato autobiográfico del doctor Vallée: (2)
Fuimos hacia un bar de la zona, pedimos cerveza y discutimos sobre la historia de los ovnis, un tema que Jerry Clark conoce bien. Ha investigado la ola de 1897 en detalle y con verdadero talento. Lo insté a escribir un libro con Don [Donald B. Hanlon], e invitar a algunas autoridades del folclore a escribir un prólogo. La conversación se encausó hacia la experiencia que vivió Jerry:
— ¿Cuál fue tu primera impresión cuando viste a esa entidad? —le pregunté.
— Pensé: '¿Qué? ¿Eso es todo?' respondió, aparentemente desconcertado por una reacción que evidentemente fue profunda y genuina.
— Pero, ¿por qué el terror?
Nunca pudimos aclarar este punto: sorpresivamente una joven se unió a nuestra discusión y nos llevó a un debate sobre la revolución hippie y el uso de las drogas recreativas.
El investigador británico Gordon Creighton, dada su cercanía diplomática con las agencias secretas gubernamentales, tuvo acceso irrestricto a material militar y de seguridad nacional, analizando los casos más graves del fenómeno de abducción extraterreste, esto es, cuando la víctima no era regresada. En una entrevista televisiva indicaba:
— [...] descubrimos en la mucha evidencia que poseemos que las personas abducidas fueron maltratadas, lastimadas y torturadas; tenemos mucha evidencia de casos de abducidos que fueron asesinados, que fueron gravemente quemados por la radiación de rayos desconocidos e incluso gente que fue secuestrada repentinamente por OVNIs y jamás se volvió a saber de ellos. Nada de esto, me parece a mí, coincide con el comportamiento de seres benevolentes y, por lo tanto, no me sorprende las actitudes reservadas de los gobiernos. No es extraño que las agencias de seguridad eviten hablar al respecto y no es porque tenga una opinión crítica hacia el gobierno. Creo que es un asunto muy serio, y también creo que no es algo que pueda exponerse a la atención de todos.
—En otras palabras, ¿me está diciendo que hay un plan deliberado para mantener esto alejado del público en general...?
—Estoy seguro de ello y pienso que fue una decisión sabia. Porque si el público supiera lo que sé del fenómeno OVNI, por haberlo estudiado durante tantos años, la gente dejaría de vivir tranquila. Tenemos muchos casos registrados de mutilación de ganado. Me alegra pensar que habrán terminado como alimento para estos seres y que no intenten obtener un alimento rico en proteínas de otra manera que podría ser algo realmente alarmante para nosotros. [...]
—O sea que intencionalmente, ¿ellos vienen aquí a faenar ganado u otros animales?
—Tenemos otros casos preocupantes... casos perturbadores... porque desconocemos las implicancias... donde estos seres intencionadamente extraen sangre de personas y otros casos, los más inquietantes, donde se extrae semen de individuos y óvulos en mujeres... y hay varios casos también de violaciones sexuales...
John Keel había asociado este comportamiento inquietante —o en las palabras adecuadas: psicopático, dado que los seres extraterrestres muestran la misma desconsideración que nosotros aplicamos con los animales que consumimos,— a la idea cristiana de demonios, mientras concluía su investigación en Point Pleasant que dio origen a su obra literaria quizá más excelsa: The Mothman Prophecies, un brillante documento ufológico que, en ciertos pasajes, pareciera rememorar historias de demonología medieval y de literatura gótica clásica. Más tarde, Jacques Vallée en su Pasaporte a Magonia, lograba la vuelta de rosca definitiva al enlazar la manifestación moderna OVNI y la Alta Extrañeza con el folklore tradicional y las narraciones legendarias: los humanoides Grises no se diferencian en nada a los duendes y hadas, ni los relatos de changelings (los «niños cambiados») discrepan de los híbridos extraterrestres. Pronto y por separado, ambos investigadores conectaron las religiones organizadas como un producto ultraterrestre para el control de masas,(3) con dos objetivos yuxtapuestos: la devoción a través de ceremonias y rituales como recurso energético psíquico, y los sacrificios humanos, como alimento material; en el cap. XV de Our Haunted Planet, Keel explicaba:
En tiempos antiguos, los ultraterrestres establecieron religiones entre humanos adoctrinados que, si bien parecían ser deidades benevolentes, introdujeron la práctica de hacer sacrificios humanos. Este rito bárbaro fue común durante miles de años en toda Europa, Asia, el Pacífico y América del Sur. Solo los mejores ejemplares de la tribu eran aceptados para el sacrificio: bellas jóvenes vírgenes y hombres musculosos. En la mayoría de las culturas, las víctimas eran voluntarias: de hecho, era un gran honor. Eran agasajados antes de que se los condujera a un lugar alto sagrado o la cima de una pirámide. En algunas culturas, eran llevados a una isla sagrada y se los dejaba allí. Al siguiente mes o año, cuando la tribu regresaba con nuevas víctimas de sacrificio, las anteriores ya había desaparecido sin dejar rastro alguno.

El sacrificio físico continuó en los tiempos bíblicos y persistió en algunas culturas hasta hace pocos siglos. Las brutales inquisiciones de la Edad Media reclamaron millones de víctimas e incluyeron desapariciones masivas de personas que, presumiblemente, fueron arrastradas a alguna mazmorra para no ser vistas nunca más. Hombres encapuchados golpearon las puertas en medio de la noche y arrastraron a familias enteras.

La historia demuestra que los ultraterrestres necesitan seres humanos como un recurso físico. En el pasado estuvimos a su merced a estas exigencias de especímenes humanos. Sin embargo, los tiempos han cambiado y sus métodos son ahora más sutiles. Miles de personas desaparecen anualmente sin dejar rastro (sin contar los cientos de miles que están huyendo de la ley, los acreedores y sus cónyuges). Una vez explotaron a la raza humana disfrazados de dioses benevolentes que vivían en las colinas; ahora nos explotan a través del mito moderno de visitantes extraterrestres de estrellas distantes.
El doctor Vallée no estuvo totalmente convencido de considerar a los ultraterrestres como seres de Cuarta Densidad —es decir, de fisicalidad variable: pudiendo adoptar temporalmente distintas configuraciones o apariencias en nuestra realidad física— y en todas sus obras barajó la posibilidad que fueran humanos tecnológicamente avanzados: el sistema de control podía ser una herramienta de un Gobierno Secreto Mundial o del famoso Complejo Militar-Industrial o de seres (físicos) con significativos adelantos técnicos en otra hebra de tiempo, pero difícilmente ultraterrestres: la posibilidad de vida en otro soporte de la materia era quizá excesivamente marginal o la Navaja de Ockham demasiado filosa. Sin embargo, de lo bienintencionada que fue siempre su búsqueda y de la pureza de su razonamiento surge un comentario muy válido en su libro Confrontations: A Scientist Search for Alien Contact (cap. VI: Lessons in humility): (4)
Otra importante lección de esta experiencia se refiere a la inutilidad de la Navaja de Occam: esta expresión se aplica a la escuela de pensamiento en las Ciencias que establece que no se debe apelar por una hipótesis compleja cuando una más simple puede ajustarse. Ahora bien, todo depende, claramente, en lo que se considere por “simple.” La teoría esférica de la Tierra, que gira alrededor del Sol, con más de catorce movimientos diferentes, es increíblemente más compleja cuando se compara con la elegante teoría de la Tierra plana y fija, con el Sol y los cuerpos celestes como candiles sostenidos por simpáticos querubines.

Occam se topó con una dura barba... En la investigación OVNI, como en otros campos de las Ciencias, con frecuencia se debe hacer a un lado a la Navaja de Occam y aceptar la frustrante complejidad subyacente en nuestra realidad física: y aun más compleja, la realidad de los humanos que habitan en ella.
Los siguientes libros de Keel, el meticuloso trabajo en Flying Saucer Review de Creighton e incluso, en una menor medida, los libros de Brinsley Le Poer Trench cobijaron la clara hipótesis que el fenómeno, mal denominado extraterrestre, era la punitiva incursión, desde tiempos prebíblicos, de un nivel de realidad superior que interfería, y aun interfiere, en nuestra realidad física para sembrar caos y confusión, y evidentemente para cosechar “algo.” Robert Monroe, si bien jamás incursionó en ufología, se topó en sus primeros viajes “fuera del cuerpo” con unos extraños visitantes que lo asediaban por la noche; este es un compendio citado por el doctor Vallée de sus registros del 9, 16 y 30 de Setiembre de 1960, y originalmente aparecen en su libro Journeys out of the Body. En la actualidad, se conoce este fenómeno como Visitantes de Dormitorio: se especula que una serie de entidades ordeñan energéticamente la libido humana durante el reposo nocturno, lo que trae aparejado una pesadilla, terror nocturno o depresión matutina como resultado de cada extracción:
9/9: De pronto me sentí bañado y traspasado por un rayo poderoso [...] Estaba completamente impotente, a total merced de una fuerza muy poderosa. Lo que haya sido tenía una inteligencia en una forma que estaba más allá de mi comprensión e ingresó (¿a través de un rayo de luz?) en mi cabeza, justo por encima de la frente, de manera implacable y sin consideración alguna. Parecía estar cumpliendo una labor rutinaria, buscando algo específico en mi mente.

16/9: El mismo sondeo impersonal, la misma impotencia [...] De alguna forma sentía que le había dado mi permiso para ordeñarme: yo estaba en la Tierra para hacer un trabajo, algo no necesariamente gratificante [...] Tuve la sensación que unos enormes tubos, antiguos y rústicos, por donde una sustancia muy superior al petróleo y vital para estas entidades, era transportada hacia alguna parte (no en este planeta material). [...] Otra vez, la visita terminó y esta fuerza inteligente se retiró rápidamente. Me incorporé, me sentía deprimido y de alguna forma sucio: entré al baño de mi casa, y de hecho sentí que debía lavarme las manos después de trabajar (aunque tenía las manos limpias).

30/9: El mismo patrón que el 16 de Setiembre. Otra vez, estaba aquella sensación de ser el encargado de la estación de bombeo. La entidad se acercó a través de un rayo de luz. De nuevo hurgó en mi mente, esta vez incluso pude ver que controló específicamente mi aparato respiratorio. Entendía que la entidad estaba buscando alguna sustancia que le permitiera respirar en la atmósfera terrestre, y observé una imagen (en mi mente) de una bolsa, posiblemente de dos por tres pulgadas y una pulgada de grosor, colgada de su cinturón, junto a la frase “así es como ahora respiramos.” Esto me dio coraje para tratar de comunicarme: mentalmente pregunté quiénes eran, y recibí una respuesta que no pude traducir ni entender. [...] Parecía que se elevaban en el cielo mientras les gritaba y suplicaba. Luego estuve seguro que su mentalidad e inteligencia estaban mucho más allá de mi comprensión. La de ellos era una inteligencia fría e impersonal, carente de emociones de amor y compasión que nosotros como humanos tanto respetamos; sin embargo, esa puede ser la prepotencia que nos comunica la Biblia. Visitas como éstas en el pasado de la humanidad bien pueden haber sido la base de nuestras creencias religiosas. [...]
Para concluir, traducimos un recorte hallado por el recientemente desaparecido ufólogo español Ignacio Darnaude que agrega una notable perspectiva, desde el magisterio sufista, asociando a los Djinns o Genios (en árabe: جن, yinn), con los ultraterrestes;(5) en particular, recomendamos la lectura del libro de Charles Upton, Cracks in the Great Wall, una obra escatológica que conecta varias piezas del rompecabezas metafísico con el fenómeno ufológico:
Durante una conferencia privada de musulmanes celebrada en Londres el 6 de junio de 1985, se le efectuó una pregunta sobre los OVNIs a una distinguida figura religiosa islámica de Turquía, el sufí Sheik Nazim Effendi de la Orden de Derviches Naqshbandi. Con gran sorpresa para el público presente —la mayoría de los cuales desconocía por completo el tema,— se embarcó en una discusión notable e impartió información de la mayor importancia.

Dijo que los Jinns (Genios) son los operadores de estas naves, que comparten este planeta con la humanidad, aunque son mucho más antiguos que el hombre, manteniendo a la raza humana en total sujeción y esclavitud, causando deliberadamente toda clase de guerras, conflictos, desastres y disturbios, mientras que la dormida humanidad sigue siendo totalmente inconsciente de lo que está sucediendo, y lo triste de su situación.

Como han hecho otros líderes sufíes en los últimos años, habló del poder satánico que reina en este tiempo y, en particular, de la difusión del materialismo ateo. Además de la constante infiltración de todas las sociedades humanas, de todos los gobiernos y de todas las religiones, por elementos demoníacos que trabajan para la caída del hombre, de modo que es posible verlo en las protestas de Irlanda donde católicos se asesinan en gran número entre ellos, en los asesinatos entre los budistas y tamiles hindúes en Sri Lanka, en los actos atroces entre cristianos y musulmanes, y ahora incluso ¡en que musulmanes asesinan a otros musulmanes!

Todas estas cosas, dijo, son indicios de la decadencia y la degeneración, y formaban parte de los Signos de los Tiempos. Cuando se le preguntó sobre el papel de algunos de los denominados líderes “religiosos” en Irán y en otros lugares, y sectas fanáticas bajo su influencia —que están detrás de estos acontecimientos en Irán y en Líbano,— confirmó que estos elementos están bajo la impronta demoníaca, es decir, bajo la manipulación de los Jinns, y que también tienen un sesgo político en una dirección determinada.

Al igual que mayoría de los líderes sufíes en los últimos años, Sheikh Nazim Effendi —cuyo mentor fue el famoso Sheikh Daghestani de Damasco— espera que el Fin de esta Era vendrá pronto, y observa esta inusual “actividad OVNI” en el planeta conectada con la preparación de los dramáticos acontecimientos que se prevén que ocurrirán en los últimos años del siglo, lo que dará lugar al derrocamiento del Poder Satánico, pero que también traerá consigo la aniquilación de una gran parte de la población mundial en diversas áreas del globo.
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