Las religiones teocráticas y el Señor de los Ejércitos

El punto de inicio de un trabajo de metanoia (del griego μετανοῖεν: metanoien, más allá de la mente) consiste en estudiarse de una manera integral y profunda para lograr un reconocimiento cabal de nuestras fortalezas y debilidades, aceptando con humildad que en un principio tan sólo somos una pieza en el ajedrez hiperdimensional jugado por manos y garras expertas que nos manipulan en elaboradas estrategias con el sólo objeto de ordeñarnos energía vital.

Nuestra visión de la redención crística por medio de la concepción, nacimiento y nutrición del embrión áureo —consistente en el despertar y educación de la supraconsciencia para convertirnos en seres autónomos e independientes del sistema de control hiperdimensional,— puede confundir a cualquier aspirante que provenga de las religiones teocráticas y pecaríamos contra su libertad si no aclarásemos nuestra profunda discrepancia con el dogma mosaico: las arteras manipulaciones de una peyorativa voluntad exógena que se aprecian en los textos del Antiguo Testamento y que irremediablmente se arrastraron dentro de muchos pasajes del Nuevo, sólo nos hacen coincidir con las visiones del reciente desaparecido John Baines,(1) el rebelde ex-jesuita Salvador Freixedo y los recientes trabajos del aretalogista David Cangá Corozo sobre la entidad detrimental conocida como el Señor de los Ejércitos: Yahveh/Al-lāh, la artera inteligencia tras los Elohim veterotestamentarios. No olvidemos entonces las palabras del escritor Salman Rushdie: “la única gente que ve el cuadro entero es la que se sale del marco.

El análisis forense de los sucesos anómalos aéreos junto a su correlato con la mutilación de ganado e integración con los relatos de abducciones que se inició a mediados del siglo pasado y que hoy se conoce como ufología, nos provee de una perspectiva que ninguna otra disciplina social pudo lograr: la refrescante visión de la realidad humana fuera del marco antropocéntrico. Empero no ignoramos que durante las últimas décadas, algunas, sino muchas, de las contribuciones que ha recibido la ufología fueron a través de información canalizada como el Material Ra provisto por el respetado ingeniero Don Elkins, las enseñanzas pleyadianas de Mensajeros del Alba facilitadas por Barbara Marciniak y, sin duda alguna, las Sesiones Cassiopaea a través de Laura Knight-Jadczyk quien, junto a Fredric Grant Irland, sentaron las bases de la serie La Onda. Y si algo podemos subrayar como denominador común de sendos materiales es el delicado papel que juega la humanidad en la economía cósmica.

Sirva entonces de marco reflexivo que nuestra comprensión de los fenómenos de extorsión espiritual, manipulación psicológica y adulteración genética narrados en la Torah, en la Biblia y en el Corán que afectó a los pueblos hebreos, cristianos y musulmanes, se aprecian con mayor claridad cuando se observan partiendo de la visión ufológica de los hechos. Entendemos perfectamente la ansiedad, desdicha y desasosiego que puede padecer un creyente al leernos, pero queremos recordarle que aquí se trata siempre de conocer y la fé se reserva sólo para aquello incognoscible.

Hemos hecho oportunamente nuestro análisis sobre el fenómeno de la canalización como un ingrediente fundamental de la New Age, del que omitimos ofrecer las características positivas que se han logrado obtener, merced de habernos topado con que los mensajes están casi siempre sujetos a una supina manipulación; en una visión muy general de los textos, las sesiones iniciales proveen de un cuadro estructural: un contexto cognitivo que proveerá de infraestructura para el material que se recibirá en las sesiones siguientes, donde se irán acomodando las revelaciones y nuevas explicaciones. Los alarmados creyentes ante esta referencia al Espiritismo deberían reconocer que gran parte del material bíblico proviene de oráculos y profetas: aquellos humanos que lograban “sintonizar” metalmente con el Señor de los Ejércitos y recibir mensajes del siguiente tenor (Reyes I, 22:19-22):
Luego dijo Micaías: −Escucha, pues, la palabra de Yahvé: Yo he visto a Yahvé sentado en su trono; y todo el ejército de los cielos estaba de pie junto a él, a su derecha y a su izquierda. Entonces Yahvé preguntó: “¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?” Y uno respondía de una manera, y otro respondía de otra manera. Entonces salió un espíritu, se puso delante de Yahvé y dijo: “Yo le induciré.” Yahvé le preguntó: “¿De qué manera?” Y él le respondió: “Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas.” Y Yahvé dijo: “Tú lo inducirás, y también prevalecerás. Sal y hazlo así.”
La típica mecánica de manipulación hiperdimensional a lo largo del Pentateuco consiste en que la entidad caótica de jerarquía superior elabore un plan de acción para oprimir al pueblo elegido, en general, de manera velada o a través de un tercero; hecho esto, presenta la solución por medio de un profeta: el médium bajo trance, declara que el alivio vendrá a través de un escogido, es decir, un humano modificado genética y psicológicamente mediante reiterados procesos de abducción —en general, su madre no ha logrado concebir de manera natural: casos como los de Sara, Raquel, y varios otros más— y una vez lograda la liberación exige una serie de sacrificios y holocaustos. En el caso citado, es claro que Yahveh convoca a un operario de menor jerarquía, que se denomina Ángel, Espíritu o Demonio, para llevar a cabo la operación de falsa bandera; la “inducción” o manipulación, en este caso, consiste en intervenir la comunicación que establecen los médiums o profetas con otros dioses: este hackeo etérico proporciona una serie de mensajes fraudulentos que desencadenan la toma de una decisión bélica equivocada.

Bajo la teoría ufológica del Sistema de Control Hiperdimensional, que hace énfasis en advertir sobre la existencia de un elaborado plan de manipulación del género humano a través de una tecnología parafísica instrumentado por entidades exógenas que se hacen pasar por dioses pero que sin embargo exigen una primitiva servidumbre emocional basada en una incondicional posternación y adoración junto a la puntillosa realización de sacrificios y rituales de sangre, se puede apreciar con mayor claridad la programación que ha padecido la humanidad; Cangá Corozo en La Conspiración del Angel Gabriel sostiene:
La manipulación que se llevaba a cabo es evidente. A Enoc se le estaba implantando la idea que, a los que siguen las disposiciones de Dios, les espera un lugar lleno de dicha, y a los que hacen los que desagrada a Dios, les espera un lugar lleno de suplicio, pero es obvio que Enoc estaba dentro de la nave nodriza, y que cada uno de los cielos que vio y describe, eran seguramente algún tipo de proyección holográfica. Enoc fue regresado a su casa para que cuente a sus hijos lo que había visto, y luego fue llevado de regreso al cielo. El segundo libro de Enoc nos cuenta que, después de haber instruido a sus hijos, Enoc fue llevado nuevamente al cielo. Esto fue presenciado por sus hijos, quienes luego de esa abducción...:
Matusalén y sus hermanos, y todos los hijos de Enoc, se dieron prisa y erigieron un altar en el sitio llamado Achuzan, desde dónde Enoc fue tomado hacia el cielo. Y ellos sacrificaron bueyes y convocaron a todas las personas, y compartieron el sacrificio delante del rostro del Señor. (2-Enoc 68: 6-7)
El ojo entrenado estará de acuerdo en que tanto la Religión como la Ciencia han coincidido en ignorar desde sus comienzos al fenómeno ufológico; si ha de surgir una disciplina que supla esta falta, deberá contar con las mejores características de ambas, considerando como timón intelectual la pura y simple Búsqueda de la Verdad, sin tendencias y con plena objetividad, descartando la pasión, la adoración sumisa junto a la veneración acrítica y cualquier fanatismo petulante; el investigador Morris K. Jessup lo resumió elegantemente en su introducción al libro UFO and the Bible:
El alcance y extensión del fenómeno Ovni lo hace el más profundo y desafiante de los problemas a los que se ha enfrentado la humanidad, siendo quizá el más notable el que su área de estudio haya pasado desapercibido por tantos siglos. El problema de los Ovnis es tan amplio y quizá tan relacionado al estudio etnológico, debido a los concurrentes especialidades relacionados al estudio del Hombre. En efecto, lo subyacente en la ufología son los problemas de una raza: una raza de entidades cuya naturaleza no ha sido comprendida de manera definitiva. [...]

Mientras que muchos competentes investigadores han estado reportando las últimas manifestaciones de los Ovnis, el propósito de este libro es mostrar que no hay nada nuevo bajo el Sol. Y para lograrlo con cierto éxito, he recorrido los innumerables registros de la antigüedad, eventos que han sido registrados de manera fiel pero carentes de la perspectiva correcta de su significado: me refiero a la Santa Biblia, que comparten las tres principales religiones del planeta. Este libro es un tesoro de conocimientos sobre la manipulación de seres extraterrestres sobre la temprana humanidad, que no ha podido ser interpretado correctamente por las escuelas de pensamiento que establecieron los estratos subyacentes del saber humano.
Moisés, sus cuernos
y el decálogo.
Como se entenderá de esta primera entrega, sólo presentaremos suscintamente las piezas de un rompecabezas que pensamos comenzar a unir en artículos posteriores, y de ninguna forma poner a prueba la paciencia del lector en conocer los pormenores del análisis que desencadenan nuestra hipótesis final: que gran parte de la humanidad ha adorado a lo largo de la historia a una Potestad de la Entropía que sólo ha detonado guerras y matanzas, peor aun, la continúa adorando incluso luego que Cristo intentó escindir a través de las enseñanzas de su ministerio en pos del servicio al prójimo. En pocas palabras, cristianos, judíos y musulmanes están siendo sometidos, manipulados y ordeñados energéticamente por una entidad autodenominada como “Señor de los Ejércitos” o “El Amo de los Espíritus,” asunto que lamentablemente no termina allí, puesto que todo humano que logre la iluminación bajo este programa de adoctrinamiento extraterrestre, corre el riesgo de ser poseído por una entidad negativa, formando entonces parte de su ejército: dicho de otra forma la Tierra es una granja antropecuaria, donde el cultivo más excelso es un ser bi-densidad, ignorante de su servicio a una entidad del Caos. Salvador Freixedo convenientemente apunta en su obra de 1984: Defendámonos de los Dioses:
La experiencia de haber sido «adoptados» por un «dios,» es casi común a todos los pueblos de la antigüedad, con la circunstancia de que esta adopción conllevaba ciertas condiciones que eran también comunes a todos los pueblos: la exigencia de sacrificios sangrientos de una u otra clase, a cambio de una protección (que resultaba ser tan mentirosa y, a la larga, tan poco eficaz como la que Yahvé dispensó al pueblo hebreo). [...]

Nos imaginamos el pasmo de Moisés cuando tras haberle preguntado a Yahvé cómo quería ser adorado, oyó que éste le contestó dándole una serie de pormenores y de órdenes minuciosas de cómo debía degollar a los diferentes animales, qué es lo que debería hacer con las diferentes vísceras, y sobre todo cómo tenía que manipular la sangre. Moisés, que seguramente conocía muy bien cómo eran los sacrificios que los egipcios y los pueblos mesopotámicos hacían constantemente a sus respectivos dioses, debió quedarse de una pieza, viendo que su «Único Dios» le pedía exactamente lo mismo que los otros «falsos» dioses pedían.
Años más tarde, el ex-jesuita profundizó aun más y descubrió que la manipulación hiperdimensional no había cesado con la aparición del Redentor Crístico. Efectivamente, el plan de control global había pasado de una fase inicial de divulgación pública, donde las canalizaciones mediúmnicas que efectuaba un profeta eran cuidadosamente registradas y luego iban a formar los libros de erudición, pues ahora había adoptado una fase “top-secret,” donde el material quedaba a resguardo del gobierno secreto, también conocido como el “Estado Profundo.” Hemos de reconocerle a Freixedo el logro de una conexión brillante al relacionar el fenómeno ufológico de la mutilación de ganado con los sacrificios rituales exigidos por los dioses bíblicos y, curiosamente, con las ceremonias satánicas; de su libro La Amenaza Extraterreste:
Yahvé no pedía directamente sacrificios humanos. Pero los pedía indirectamente cuando le decía a Moisés antes y después de las batallas que no dejara a nadie de los vencidos con vida: «Encendióse la ira de Yahvé porque los guerreros habían dejado con vida a las lactantes con sus hijos.» Pero si no se atrevía a pedir directamente sangre humana, la pedía por toneladas de animales: «El día de la consagración del templo Salomón ofreció 20.000 bueyes en sacrificio y 200.000 ovejas.» Todo un río de sangre que había que derramar con un rito especial alrededor del altar y que nadie podría tocar bajo ningún concepto, «porque la sangre es sólo para Yahvé.» Y por lo que vemos hoy, a los EBEs [entidades biológicas extraterrestres] también les gusta la sangre.

En páginas anteriores nos decían que el número calculado de reses aparecidas muertas y desangradas en los últimos años sólo en los Estados Unidos se aproxima a las 300.000, mientras que en el mundo entero pasa de los dos millones.
Sólo agregamos a las palabras del ex-jesuita español que, a nuestra visión, la circuncisión —el berit milah practicado al octavo día sobre el varón pero también la clitoridectomía reclamada en el Islam— se trata efectivamente de un sacrificio humano de sangre: una diabólica extorsión de las deidades hacia los padres de recién nacidos (Jubileos [Leptogénesis] 15:25-26):
Esta es ley perpetua para todas las generaciones; no hay circuncisión temporal, ni cabe pasar un solo día de los ocho, pues es norma establecida eternamente y escrita en las tablas celestiales. Todo nacido a quien no se corte la carne del miembro en el octavo día no será hijo de la ley que el Señor pactó con Abraham, sino hijo de corrupción; en él no estará la señal de pertenencia al Señor. Está destinado a la ruina y a desaparecer de la tierra y a ser desarraigado de ella, pues habrá violado la alianza con el Señor.
Debemos una vez más considerar lo siguiente: si entendemos la existencia de un ser único, omnisciente y todopoderoso, éste no es otro que el Todo. El Todo no busca afecto, posternación, adoración ni mucho menos sacrificios de sangre; el Todo brinda Libertad. Y dicha Libertad puede ser mal utilizada en detrimento de seres de menor consciencia como los seres humanos. Nos damos el lujo de concluir con dos frases del genial investigador francés Jacques Vallée de su libro Forbidden Science:
La noción del “Dios bueno pero terrible” de la Biblia y de los Evangelios me parece un fraude: es el juego de sumisión más grande y cruel de la historia. ¿Se supone que debemos tenerle miedo a algún dios de yeso rodeado de pequeños ángeles azules? La simple dignidad humana debiera hacernos rechazar todo esto con indignación. Eso no significa que deberíamos avergonzarnos de arrodillarnos en la tierra y llorar como niños cuando contemplamos los males de la humanidad y nuestra patética debilidad.

Si hay un Dios, entonces lo más importante que nos ha dado es nuestro cerebro. Creo que Él quisiera que lo usáramos para interrogarlo, en lugar de desechar nuestras maravillosas habilidades de investigación para revolcarnos en fe ciega. Cuestionar el plan divino sería el mayor cumplido que uno podría pagarle a un Creador.

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(1) Salvador Freixedo cita a John Baines en una nota final en su obra Defendámonos de los Dioses:
Para que el lector vea que estas ideas no son tan extrañas ni del todo ajenas a otros investigadores del «más allá,» le aportaré el testimonio de un autor: John Baines, al que más tarde volveré a citar, ya que, después de escrito mi libro, me he encontrado con que el suyo, titulado «Los brujos hablan» —2° parte— (Colección Horus, Editorial Kier), tiene unas ideas completamente paralelas a las mías, aunque él haya llegado a las mismas conclusiones partiendo de puntos completamente diferentes:
«...ciertos seres que se encuentran en una escala evolutiva mucho más alta que el ser humano, verdaderos dioses del espacio, que se aprovechan del esfuerzo humano, pero que a la vez, cumplen ciertas funciones cósmicas, es decir, ocupan un importante puesto en la economía universal. Ya los hemos mencionado anteriormente llamándolos los Arcontes del Destino. También podríamos referirnos a ellos como los Dioses del Zodíaco ya que son los que dirigen y regulan la existencia humana en este planeta»...

«Los Arcontes del destino son seres temibles, no porque sean malos, sino por su severidad fría e inexorable en la manipulación del sapiens (hombre)...»

«Estos jueces ocultos provocan, por ejemplo, sin piedad alguna en sus corazones, una guerra mundial en la cual mueren millones de personas. Para ellos estos difuntos no tienen más valor que el asignado por el sapiens a los miles de animales que sacrifica diariamente para alimentarse».
Más tarde volveremos a encontrarnos con estos inquietantes Arcontes, señores del misterioso mundo que nos describe John Baines, y veremos que no discrepan casi nada de nuestros dioses.