Depuración hiperdimensional: ultores e implantes

El mundo antiguo había visto nacer las religiones mistéricas grecorromanas en cuyo seno se albergaba la posibilidad de vencer al destino, convirtiendo a sus adeptos en dioses exonerados de los malestares corporales, liberados de las desdichas mundanas y capaces de eludir las oscuras influencias astrales que aquejaban a sus congéneres mortales. Desconocemos las particularidades de sus enseñanzas pues un juramento perenne obligaba al silencio más absoluto de sus iniciados y tan sólo unas hebras deshilachadas han llegado a nuestros días. Aunque este mismo proceder lo vemos luego en la alquimia medieval, cuando el mutismo del argot sometió las enseñanzas a complicadas analogías sobre compuestos herméticos que se destilaban en ventrudas redomas y burdos metales que, merced a la pericia del Arte, transmutaban en preciosos durante aquella secreta y encumbrada teofanía mineral.

Marsilio Ficino, el famoso sacerdote filólogo del siglo XV, mientras trabajaba en la interpretación de los diálogos platónicos fue convocado sorpresivamente por su mecenas para abocarse a tiempo completo en traducir un curioso tratado recién recuperado de un monasterio bizantino: el Corpus Hermeticum.(1) Pero, ¿cuál fue la razón del tal apuro? Su patrocinador, Cosme de Médici, gran coleccionista de libros y manuscritos, quien había dispuesto parte de su fortuna en la restauración y conservación de bibliotecas, estaba enfermo; pero el hallazgo del antiguo escrito le daba esperanzas: sospechaba que allí se divulgaría la arcaica disciplina, la philosophia perennis, una ciencia antigua —incluso anterior al cataclismo del que hablaba Platón— que prometía la restitución de todas las taras psíquicas y de las enfermedades del cuerpo.

El tonsurado renacentista procedió sin demora. En parte para favorecer a su acaudalado protector pero también porque conjeturaba algo parecido y perseguía el anhelo de resolver un problema que lo agobiaba desde su infancia: la melancolía. Decía el sacerdote que esta enfermedad era común entre los intelectuales y estudiosos, debido a la marcada influencia de Saturno, pero ni los astrólogos ni los médicos —algo así como los psicólogos y los clínicos de aquella época— encontraban una cura para esa profunda tristeza, seguida de decaimiento anímico que decantaba en una baja autoestima y que hoy conocemos como depresión. Ahora bien, el ojo entrenado no hallará más que sutiles diferencias con la fórmula del loosh destilado (DLP formula: distilled loosh producers) que fue implantada en las unidades 4M (el homo sapiens) por los Sembradores descritos en las obras de Robert Monroe:
Allí estaba: una unidad experimental del Cuarto Cultivo Modificado, una de las que contenía una Pieza de Sí Mismo dentro de su patrón funcional. Estaba parado, sólo, bajo la frondosa porción superior de una gran unidad del Segundo Cultivo [un árbol]. No estaba “hambriento.” Tampoco estaba en conflicto con otra unidad de cultivo. No estaba actuando en defensa de sus “crías.” Entonces, ¿por qué emanaba Loosh destilado en tan gran cantidad? Un Sembrador se acercó. Su percepción se proyectó dentro de la unidad del Cuarto Cultivo Modificado y luego lo supo: ¡La unidad estaba melancólica! Fue este efecto el que produjo el destilado de Loosh. Cuando el Sembrador se retiraba notó otra inusual inconsistencia: el Cuarto Cultivo Modificado repentinamente se había dado cuenta de su presencia. Se había desvanecido y ahora se sacudía en extrañas convulsiones. Un líquido transparente estaba siendo expulsado de los dos orificios que perciben la radiación lumínica. Con esto, el Loosh destilado se hizo aún más pronunciado.

Fue a partir de esto que los Sembradores obtuvieron su ahora famosa Fórmula de Loosh Destilado y que está vigente en el Jardín en este momento. El balance de la historia es bien conocido. Los Sembradores incluyeron esta modificación fundamental en su fórmula: “La creación de Loosh puro y destilado se produce en unidades Tipo 4M por la acción de una profunda tristeza y falta de realización, pero sólo si dicho patrón se promulga a un nivel vibratorio por encima de los límites sensoriales del medio ambiente. A mayor intensidad de dicho patrón, mayor será la producción de Loosh Destilado.”
El prestigioso artista Durero (2) y
su genial grabado: Melancolía I
(apréciese el putti, figura
mediadora entre el Cielo
y la Tierra: nuestro
infans solaris)
Sin embargo, la erudición de Ficino llegó aun más lejos: al trabajar en la traducción encontró no sólo los ecos rudimentarios de un secreto proceder, sino también halló la confirmación a sus miedos más viscerales: la humanidad no era propiedad de un Dios benevolente y afable como enseñaba el dogma de su religión; se trataba, más bien, de uno de los experimentos de una raza de dioses belicosos y perversos que habían logrado encerrar la chispa divina en cuerpos orgánicos destinados a una insufrible y lenta descomposición, para luego atarlos a un nuevo nacimiento mortal: el ciclo incontrolable de vida y muerte; entendió que el Disco del Zodíaco no se diferenciaba de la Rueda de la Fortuna y logró establecer un vínculo entre los temidos demonios egipcios y caldeos: los Decanos —que hoy los rosacruces llaman Arcontes y la ufología Reptoides y que en las obras de Robert Monroe se denominan Sembradores,— los responsables de inyectar en determinadas personas, aquellas dedicadas a la búsqueda de conocimiento, ciertos implantes: los ultores, elementos exógenos dentro de la psique y el cuerpo, que torturan y hacen poco llevadera la vida de su anfitrión; Frances Yates en Giordano Bruno y la Tradición Hermética comenta:
Los treinta y seis decanos o treinta y seis dioses que gobernaban las divisiones de diez grados obtenidas a partir del círculo del zodíaco constituyen un elemento egipcio plenamente incorporado a la astrología helenística, antecedente inmediato de los filosóficos herméticos. Los egipcios, aquel extraño pueblo, habían divinizado el tiempo, no tan sólo astralmente, sino en el sentido mucho más concreto de que cada uno de los momentos del día y de la noche poseía un dios propio que debía ser aplacado a medida que iba transcurriendo el tiempo. Los decanos, que recibieron tal nombre en la época helenística, eran, de hecho, divinidades sidéreas egipcias del tiempo, integradas posteriormente por la astrología caldea y asociadas al zodíaco. Todos ellos tenían imagen propia, variable según fuera la lista en la que se hallasen incluidos, y tales listas conteniendo las imágenes milagrosas de los decanos provenían todas ellas de los archivos de los templos egipcios. Los decanos poseían varios aspectos diferentes y cada uno de ellos con un significado astrológico preciso como “Horóscopos” que presidían todas las formas de vida nacidas durante el período de tiempo controlado por ellos.
Pero había una salida de este tiempo controlado: Hermes se la confió a su hijo Tat y en el Pimander (Poimandrés) también se revelaba como la Disciplina de la Regeneración, aquella que transmutaba los ultores en potencias. La Kabbalah, que fue estudiada en detalle por Giovanni Pico della Mirandola —aprendiz y seguidor de Ficino,— parecía ofrecer una explicación similar cuando la disposición de las diez esferas del Árbol de la Vida se sobreimponían como un mapa hermético de los centros psíquicos del organismo humano: el secreto objetivo final consistía en remover los ultores allí encerrados para transmutar su aspecto klifótico o destructivo en sefirótico o creativo; continúa Yates:
Pico cita a partir del Corpus Hermeticum, XIII, según la traducción de Ficino, en la que las doce “puniciones” materiales se hallan traducidas como “ultores” exactamente en la misma forma en que las reproduce Pico, salvo por el hecho de que éste ha reducido en dos el número, dejando en diez las doce “puniciones” o fuerzas diabólicas de la materia. Se recordará que en el Corpus Hermeticum, XIII, las doce “puniciones,” que proceden del zodíaco y representan al hombre sometido al poder de las estrellas, son anuladas a través de diez fuerzas buenas o Potestades o Virtudes divinas, y que una vez conseguida esta victoria el alma redimida entona el himno “ogdoádico.” Pico tenía una razón para reducir a diez el número de los “ultores,” su intento de establecer una estrecha conexión con la cábala [...]

[...] para Pico, las “puniciones” herméticas corresponden a las diez características diabólicas de la cábala que son finalmente expulsadas por sus opuestas del campo del bien —es decir, de los diez sefírot— en el curso de una experiencia de la que no habla en las conclusiones cabalísticas porque es demasiado secreta y sagrada para divulgarla. Resumiendo (al menos ésta es mi interpretación), Pico cree que la experiencia fundamental del cabalista, una vez los diez sefírot o Potestades y nombres de Dios han tomado como morada su alma después de haber expulsado a las fuerzas del mal, es idéntica a la experiencia vivida por el hermetista cuando las Potestades, una vez han conseguido expulsar a las puniciones, se enseñorean de él y cantan juntos el himno “ogdoádico” de la regeneración.
Creemos que, por el momento, no será necesario agregar nada más para demostrar que las mismas inquietudes esotéricas eran perseguidas desde la antigüedad en las civilizaciones egipcia, caldea y helénica; más tarde, durante el medioevo fue el redescubrimiento, por medio de los accidentados trabajos de Ficino y John Dee entre otros, de la philosophia perennis que dio paso al Renacimiento y que nutrió el dogma de las sectas isabelinas; y en la actualidad, la interferencia exógena ha sido etiquetada de diferentes maneras pero compartiendo la misma médula semántica; de la traducción de la obra del doctor William J. Baldwin, CE-VI: Encuentros Cercanos del Tipo Posesión (versión original C.E.VI: Close Encounters of the Possession Kind):
La banda de metal alrededor de la cabeza, justo encima de los ojos, casi siempre es un dispositivo alienígena, colocado por extraterrestres con el propósito de supervisión, comunicación y control de un ser humano. La banda no es sólida, de metal fisico como lo conocemos, sino etérica; la forma de energía se aprecia como metálica al anfitrión sólo al ingresar en un estado de conciencia alterado. Existen muchos tipos de implantes, y este dispositivo causó un dolor pronunciado, como si reaccionara, al ser descubierto durante la sesión.

[...] El operador dijo que existen cientos de subestaciones, como denominaba a su “nave,” que permanecen en órbita geoestacionaria, a lo largo de todos los países, en cada sitio de población masiva humana. Para capturar a un humano, se procedía primero a transformarlo en partículas sutiles, a un nivel molecular, para ser luego transportado en cada nave y ser “procesado” por los operadores; allí eran reintegrados en una forma física sutil, implantados, y posteriormente volvían a su anterior lugar de residencia a través del mismo procedimiento. Efectivamente de esa manera se “opera” sobre el cuerpo físico durante una abducción de clase etérica.
Los “wanderers” de las canalizaciones modernas, como el Material Ra y las Sesiones Cassiopaea, aquellos individuos que comparten la virtud del amor al saber puro, son los blancos preferidos para la inyección dentro de su cuerpo energético de estos mecanismos etéricos para imponer una o más limitaciones a su actuación en el plano físico. Los ultores o implantes no pueden ser “desactivados,” en el sentido literal, probablemente porque poseen mecanismos reactivos inteligentes (3) que harían cesar las actividades biológicas del anfitrión. En la sesión del 17 de Junio de 1995 se agrega algo de luz al respecto:
P: (Terry) ¿Cómo es que regresa el implante al cuerpo de tercera densidad que originalmente todavía está aquí?
R: El proceso del que hablamos, el cual involucra la remolecularización, es muy complejo como para describirlo detalladamente pues consiste en el procedimiento en que la cuarta densidad es traducida dentro de la tercera densidad; sucintamente radica en que, una vez obtenido el duplicado, es decir, al estar clonado en la cuarta densidad, todas las actualizaciones producidas en este duplicado serán reflejadas en el de tercera densidad, cuándo y en dónde se desee. Ya que, en efecto, todo el nivel de densidad es el que está siendo intercambiado, no sólo el objeto contenido.
P: (Laura) Entonces, en otras palabras, tal como la huella del alma, cuando va a cuarta densidad, puede ser usada como una plantilla para crear una copia al carbón, por así decirlo, entonces cualquier cosa que se le haga a la copia al carbón se vuelve una plantilla que recrea esa misma manifestación cuando es enviada de regreso a la tercera.
R: Precisamente, con la única diferencia que la tecnología es usada para asegurarse que los implantes, o materiales añadidos que vienen de cuarta densidad, también se traducirán dentro de la tercera densidad, a través del proceso de remolecularización.
P: ¿Hay algún método que pudiéramos o debiéramos conocer para quitar o desactivar los implantes de cuarta densidad?
R: No, no tienen la capacidad de hacer eso sin causar la muerte del anfitrión. Y, por cierto, por favor no le crean a aquellos que afirman que pueden hacer tales cosas, ya que no pueden. Cualquier afirmación que involucre la sustracción de estos implantes, están relacionadas con aquellos que han sido colocados por seres de tercera densidad con propósitos de desinformación y confusión.
La única forma de “desactivar” los implantes realmente implica la “muerte” del anfitrión, pero es a través del proceso regenerativo del cuerpo energético —en términos alquímicos: recuperar la capacidad “vegetativa” del árbol seco,— que se proporciona entonces la posibilidad para un “nuevo nacimiento.” Para ello, es necesario cultivar el destilado precioso durante la primera y ardua fase regenerativa que conlleva prolongados y hercúleos esfuerzos, de manera que los acumuladores orgónicos del cuerpo atesoren la energía sublimada para así reponer la actividad del organismo luego del shock nervioso que implica el nacimiento de la supraconsciencia, cuando la inmaculada luz deífica del Albedo se abra paso desde las profundas tinieblas del Nigredo. Nuestros bienamados hermanos en la Búsqueda de la Verdad podrán hallar la explicación detallada de la arcana pericia que hemos etiquetado como harnelmiatznel consciente.

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